Del latín trivialis, que a su vez deriva de la palabra trivium. Los romanos la usaban para designar el lugar donde confluían tres caminos o vías. En la intersección de los caminos se cruzaban los diferentes viajeros, que al coincidir, como no se conocían, charlaban sobre el tiempo o demás cuestiones generales. De ahí surgen las conversaciones de las “tres vías”, que posteriormente derivarían en "triviales".
Más tarde la trivia se convirtió en lugar de encuentro de soldados, rufianes y prostitutas. Debido al bajo nivel cultural de estos grupos las conversaciones se desarrollaban en un lenguaje ordinario que terminó recibiendo el apelativo de “trivia” por el lugar donde se llevaban a cabo. Es por esto que los italianos utilizan la palabra “triviale” para referirse al lenguaje vulgar.
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